Amor para toda la familia

Amor, la gran palabra que da significado a nuestras vidas sin tener una definición única y clara de su significado. La convivencia en familia no es sencillo, y esto se debe a que cada uno de ellos tenemos gustos y también intereses diferentes. Sin embargo de que toda persona sea diferente, los valores de la familia pueden y han de ser exactamente los mismos. De ahí que es conveniente que entre todos y cada uno de los que conforman nuestra familia definamos los valores que nos garanticen una unidad y una convivencia armónica.

Ahora, el valor por antonomasia en la vida de la familia es el amor. Este implica un encuentro personal con el otro, mediante un sentimiento profundo que admite a cada uno de ellos como es; por el hecho de que un amor sano deja al otro ser mismo pese a nuestros prejuicios, nuestra forma de ser y de ver las cosas. Esto quiere decir que entregar amor es permitir a el resto ser como son y no como deseamos que sean.

El amor requiere, además de esto, apertura por la parte del otro y por parte propia. Hacerse conocer desde el interior sin temor a ser juzgado, agredido o bien menospreciado; y conocer al otro sin procurar sacar provecho de él. El amor, como la familia, se edifica. Entiende convivencia, o sea, compartir tiempo reunidos en armonía. Buscar gustos, intereses y actividades de interés mutuo.

Cultivar el amor es clave, y para conseguirlo te sugerimos estos 5 hábitos que nos dejan entregar y percibir amor de una forma sana:

Establecer un instante para estar juntos y dar amor

Este hábito nos señala que las relaciones personales medran y se robustecen mediante las asambleas familiares. Es sano que cada familia defina un instante al día, por semana o bien por mes para compartir tiempo frente a frente y efectuar actividades agradables y entretenidas. Este tiempo, además de esto, nos ayuda a hacer llegar y, al tiempo, a conocer las actividades, los inconvenientes, los planes, etc., que tiene cada entre los miembros de la familia.

Expresar los sentimientos

Siempre y en toda circunstancia es sano expresar nuestros sentimientos, mas para hacerlo se deben cumplir ciertas condiciones. Si sus sentimientos son positivos, comuníquelos cuantas veces pueda: un "te quiero", un "te admiro", un "te extraño", son palabras que nos aproximan. Por contra, si sus sentimientos son negativos, tómese el tiempo que sea preciso para transmitirlos y dígalos claramente y directa. No se trata de amonestar, criticar o bien hacer daño al otro; se trata, al contrario, de hacer ver nuestro punto de vista con respecto a algo, mas con cariño y respeto.

Efectuar con cierta frecuencia un autoexamen

Muy frecuentemente nos empeñamos en opinar que llevamos la razón y de ahí que nos enfadamos con el resto, o bien los ignoramos por tener un punto de vista extraño al nuestro. No obstante, vivir el amor significa dejar de lado las debilidades del resto y concentrarse en los propios fallos, con la intención de mudar y ser mejores día tras día. Hacer un autoexamen por mes puede asistirnos a conseguir esta meta, para estimular el desarrollo propio y el del resto.

Ponerse en los zapatos del otro

Esta oración, de cajón nos da un hábito indispensable para edificar el amor en la vida en familia. Siempre y en todo momento, bajo cualquier circunstancia, positiva o bien negativa, nos debemos poner en el sitio del otro para entender sus sentimientos y sus actos. Es lo opuesto a juzgar, pues se trata de procurar vivir lo que el otro vive, de esta forma sea por un instante, a fin de comprender y asistir a esa persona en cierta situación.

Buscar el bien para todos

El amor cara el resto nace en una parte del amor cara uno mismo. De ahí que, cuando deseamos vivir el amor en familia procuramos el bien propio y el del resto. Pese a las diferencias y de las debilidades que existen entre los miembros de una familia, siempre y en toda circunstancia debemos localizar el bien para todos. Por este motivo es sano conseguir el beneficio propio y, al tiempo, el beneficio del resto mediante nuestros actos.

Procura sostener y practicar estos 5 hábitos para cultivar el amor en tu familia, pese a la carencia de tiempo, de las diferencias y de los inconvenientes que puedan surgir. Hacer el ahínco por conseguirlos, lo vas a ver, merece la pena.

La familia prosigue cumpliendo, pese a las crisis y los cambios, una compleja y meticulosa tarea de formar a sus miembros para vivir en sociedad, convertir su ambiente y edificar un planeta mejor. Podemos finalizar que la familia es el campo más deseable para medrar.

El buen funcionamiento familiar depende de muchos aspectos como las diferentes formas de enfrentar y solucionar los inconvenientes, la expresión de sentimientos, la comunicación, el ejercicio de la disciplina y, las posibilidades a fin de que en el marco familiar, cada uno de ellos de sus miembros edifique un proyecto de vida propio.

Este propósito debe orientarse a enriquecer las relaciones familiares estableciendo formas de interacción, comprensión y colaboración que faciliten y fomenten el desarrollo personal y eleven la calidad de vida de cada entre las personas que la integran.

Las próximas orientaciones asistirán a salvar la familia como un sitio para vivir mejor, y al unísono transformarla en una opción alternativa para gozar, localizar calma, entendimiento y ternura.

  1. Tener fe en que la familia es un proyecto, posible, lícito y benevolente, en el que todos y cada uno de los miembros podemos aportar.

dos. Pasar más tiempo efectivo en familia, jugar con los pequeños, compartir la mesa, conocer a los hijos.

tres. Confiar en nuestras capacidades y reanudar nuestro sitio y compromiso como progenitores.

cuatro. Brindar a los hijos el cariño, la protección y la calma sensible que precisan para sentirse seguros y confiados.

cinco. Progresar la comunicación. Charlar con los hijos, percibir lo que afirman, darle relevancia a lo que piensan y sienten.

seis. Ejercer autoridad con sensibilidad, solidez, respeto y justicia.

siete. Vencer el agobio, robustecer la paciencia, la tolerancia y la entendimiento.

ocho. Crear esperanzas positivas con respecto al futuro y hacer llegar a los hijos la alegría de vivir.

nueve. Conocer y comprobar habitualmente nuestros comportamientos como progenitores para ser un modelo digno de imitar.

diez. Delimitar los valores que se quiere trasmitir y las reglas que van a permitir robustecer estos principios.

once. Robustecer la vida espiritual para trasmitir a los hijos un sentido de vida.

doce. Fomentar la expresión positiva de sentimientos.

trece. Gozar muchos instantes afables, afables y entrañables al calor del hogar.

Amor en la Familia

Familia y aceptación del otro, la base del amor

Al charlar de familia se hace referencia a un conjunto de personas que teniendo nudos de parentesco viven juntas bajo la emoción del amor.

El Amor en la Familia, es la emoción básica que ejerce de sostén en las relaciones entre progenitores y también hijos y entre los miembros de la pareja. En la familia se recibe el amor y se aprende a darlo a el resto, en la familia se aprenden las formas de expresión de tal amor y se aprende a compartir y a admitir a el resto.

No obstante este aprendizaje no siempre y en toda circunstancia se da apropiadamente en las familias, puesto que en muchos de los hogares el deterioro en la relación en la pareja, o bien la historia personal de cada entre los miembros adultos de la familia, no les deja vivir y expresar este amor. Muchos de estos casos proceden de familias en las que no vivieron el cariño de una parte de sus progenitores y no tuvieron un modelo conveniente que les dejara primero, sentirse queridos y admitidos, y segundo sentirse capaces de dar lo que cada uno de ellos tiene en sí. En general esta clase de familias son muy negadoras del otro y tienden a la violencia y el maltrato como una forma de solucionar las diferencias. En el momento en que una familia es capaz de admitir a el resto y admitir las conmuevas o bien creencias de los otros se puede trabajar en la solución de las diferencias de forma no violenta, es más, se puede admitir que varios miembros de la familia tengan diferente postura o bien opinión y esto no forma un inconveniente.

Besos, esa es la receta farmacológica idónea para muchas enfermedades del ánima y a veces aun físicas.
El poder del contacto humano, la energía que fluye piel a piel, se ha probado muchas veces a nivel científico. No en balde, en un alto porcentaje de centros de salud se practica el procedimiento canguro para salvar vidas a tomas que nacen ya antes de acabar el tiempo de gestación.
Muchos son las historias de personas en estado de coma, provocado por accidentes, que vuelven al estado consciente, por la vía de las caricias y de los besos de sus seres queridos y cuidadores.
El beso es un ademán de cariño, nos acompaña desde los principios de la humanidad y reflejan exactamente eso mismo: La esencia del humano.
La ciencia procura conocer a fondo, las reacciones físicas que provocan, en la actualidad la filematologia se encarga actualmente de esta misión.
besos
Existen muchos géneros de beso, en dependencia de las relaciones de la personas que los intercambian, de presentación, de consolación, de cariño, de amor....
Con respecto a los besos de amor de pareja, conforme un reciente estudio de la AAAS, a lo largo del intercambio de saliva, podemos conocer si la persona es ideal para nosotros.
Los besos son capaces de sanar
Los cuidadores con ellos, no solo dan amor, dan curación. Todos y cada uno de los géneros de besos tienen un patrón común y es la bajada del nivel de cortisol, que es la hormona que se asocia con el agobio. A lo largo del beso, asimismo se ha observado que sube el nivel de la oxitocina. Esta hormona ha desmostrando su implicación en:
La estimulación de la división celular, los que produce una cicatrización pero veloz.
Reduce los niveles de agresividad y la ansiedad
Produce una reducción de la sensibilidad al dolor
Por todo ello, la oxitocina que se produce por medio de los besos y los abrazos, se ha llamado la hormona anti agobio, probando de esta forma, que los besos son sanadores y precisos en nuestras vidas. Los cuidadores podemos practicar la terapia de los besos sin miedo a los efectos secundarios y las contraindicaciones.
Besar robustece el sistema inmunológico
Ya se dice que «lo que no mata, hace más fuerte», y es bastante cierto. Aunque nuestras bocas están repletas de bacterias, los besos mejoran nuestros sistemas inmunológicos, volviéndonos más resistentes ante enfermedades. Determinados estudios sostienen que también pueden mejorar determinados géneros de alérgias.
Las madres transmiten bacterias a sus hijos a través de los besos
La principal fuente de transmisión de bacterias perjudiciales que reciben los bebés y los pequeños pequeños procede de los besos de sus madres.
Los besos de los progenitores mejoran el desarrollo de los pequeños
Pese a los besos de los progenitores tienen bacterias, ese pelígro es insignificante en relación con los beneficios cognitivos y sensibles que supone para los pequeños. Conforme determinados estudios, los pequeños que reciben besos de sus progenitores de pequeños se desarrollan con más sencillez y velocidad que los que no los reciben. Conforme estos estudios, los besos fortalecen los vínculos entre los 2, transmitiendo seguridad y confianza a los pequeños, lo que contribuye a un mejor desarrollo.
Besarse reduce el agobio
En los mismos términos que una sesión de relajación, como por poner un ejemplo el yoga', los besos entre la pareja contribuyen a relajarnos y a reducir nuestros niveles de agobio. Para una investigación, se establecieron dos conjuntos de parejas y al paso que a uno se le pidió que aumentara el tiempo y la frecuencia con la que se besaban, al otro conjunto se le solicitó lo opuesto durante un periodo de 6 semanas. El primer conjunto probó haber reducido los niveles de agobio, mientras que el conjunto que se abstuvo de besarse presentó niveles más elevados.
La mayoría inclina la cabeza a la derecha
A fin de evitar la nariz de nuestra pareja al besarnos en la boca, debemos inclinar la cabeza cara un lado. Es curioso que la mayoría de gente la inclina de manera automática cara la derecha. Específicamente un 80 por ciento de las personas mueven la cabeza cara este lado, incluyendo los zurdos.
El primer beso cuenta
El primer beso que le damos a alguien sirve a las personas para valorar a nuestro compañero sentimental. Es una cosa que hacemos de forma automática, sin darnos cuenta. Múltiples estudios han revelado que los besos provocan reacciones químicas a nivel cerebral que inciden en la elección del compañero sentimental.
Besar nos ayuda a mitigar el dolor y robustece nuestro sistema inmunitario, y libera endorfinas y hormonas como la dopamina y la oxitocina, ligadas al cariño y la ternura,
El beso es el gesto de cariño más utilizado entre las personas, «aunque no es exclusivo de los humanos. En la cadena filogenética encontramos desde chimpancés y elefantes que se besan, hasta pájaros que rozan sus picos»
Besar es un poderoso mecanismo de adaptación, pero además de asistirnos a sobrevivir como especie, el roce de los labios con la piel o con los de otra persona provoca una reacción en cadena. Cuando besamos podemos mover hasta 36 músculos y el latido de nuestro corazón puede pasar del reposo hasta la agitación en unos breves instantes. Mitiga el dolor y robustece nuestro sistema inmunitario, libera endorfinas y hormonas como la dopamina y la oxitocina, ligadas al cariño y la ternura. Nos vincula con nuestros iguales, nos une a nuestra familia y nos hace sentir íntimamente próximos a nuestra pareja
En las parejas es entre las medidas objetivas de distanciamiento. «Los besos apasionados de la etapa del enamoramiento, cuando aparecen los enfrentamientos, ceden el paso a otro género de beso más familiar en la mejilla o a un género de beso cordial más propio de un ritual social que de personas que se aman».
Pero los besos no solo mantienen unidas a las parejas, sino más bien además asisten a los pequeños a crecer sanos y confiados. Solo en la adolescencia puede aparecer cierto rechazo cara esta muestra de cariño. No se deje engañar por ese gesto, los adolescenes siguen necesitando amor y cariño en dosis recomendables de besos y abrazos. 

Merienda

Club después del colegio y juego libre

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